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viernes, 31 de diciembre de 2010

El Misterio de Piedra Escrita (2ª Parte)

El Misterio de Piedra Escrita: 2ª Parte
"La Diosa Diana y su oso"

¿Qué relación guardan Grecia y Piedra Escrita? ¿Que sucedió con la inscripción en el monolito de Piedra Escrita? ¿Qué esconde el deterioro natural de la piedra en el tallado inferior de la roca? ¿Que sentido tiene la ubicación del monolito de Piedra Escrita? ¿Quién mandó su construcción? O mejor dicho, ¿Con qué fin se construyó?

Hoy en DiarioCorucho damos respuestas a la curiosidad sobre esta reliquia histórica que nunca antes han sido mencionadas. Basándonos en las indagaciones de los arqueológos como la profesora Alicia Canto, o el equipo de arqueólogos que hicieron el último estudio en noviembre de 2009, la propia historia etimológica y mitológica de las culturas romanas politeistas y anteriores, así como en su puesta en común, se ha llegado a resolver parte del misterio que ha filtrado durante años, décadas y siglos este monolito y su entorno.

EL MISTERIO DE PIEDRA ESCRITA - 2ª PARTE
  • Contexto histórico de Cenicientos (Siglos XVI, XVII y XVIII)
  • Valoración general de los resultados del estudio sobre Piedra Escrita (noviembre 2009)
  • Nuevos hallazgos: La Diosa Diana en Piedra Escrita. La importancia del oso en la cultura romana politeísta. Piedra Escrita y el mundo.

1. Contexto Histórico (XVI, XVII, y XVIII)
Pocos datos se conocen de Cenicientos en los siglos venideros pues ni siquiera aparece recogido en las Relaciones de Felipe II. Únicamente se puede recurrir a los registros parroquiales que dan cuenta de la terminación de la iglesia de San Esteban Protomártir en 1564 (destruídos estos archivos parroquiales, según el anterior párroco D. Victoriano, durante la Guerra Civil Española, pero existiendo referencias bibliográficas relativas a informaciones provenientes de dichos archivos).
En la segunda mitad del siglo XVI, según las referencias dadas por el arzobispo de Toledo en 1571, Cenicientos contaba con 500 vecinos pecheros, que subieron a 516, un hidalgo y siete clérigos en 1591. Este crecimiento se ve interrumpido en 1598 a causa de una epidemia de peste.
Se pasaron de 197 vecinos registrados en el Censo y en el Reparto de donativos de 1637, cifra que va disminuyendo en el s. XVI a causa de la fuerte crisis económica que asolaba el panorama nacional. En el recuento de 1646 sólo aparecen 119 vecinos, incluídas 31 viudas y 15 menores, que se reducen a 89 en el de soldados efectuado en 1693 (aunque esta última cifra no es muy fiable puesto que era habitual reducir el número de vecinos para minimizar los mozos a alistar).
El 6 de septiembre de 1633 Cenicientos obtiene el título de villazgo, siendo rey Felipe IV.
Hasta entrado el siglo XVIII no se observa el resurgimiento del pueblo, el pueblo figura en el Catastro de Ensenada de 1752 como villa de señorío, poblada por 150 vecinos que habitaban 167 casas.
La economía de esta población se basaba en la agricultura de cereal y fundamentalmente en la ganadería, llegando a tener una cabaña de más de 3500 cabezas de ganado ovicáprido, bovino, caballos y cerdos. Como complemento se criaban gusanos de seda, y se explotaban un par de centenas de colmenas. La industria consistía en dos molinos de cereales (cuyas ruinas se conservan hoy día) que atendían dos molineros y que suministraban la harina a cinco panaderías, y un tejar.
El culto se desarrollaba en la iglesia y en diversas capillas de los alrededores, constando en 1737, por diversas mandas testamentarias consignadas en los libros parroquiales, la existencia de por lo menos cuatro ermitas dedicadas a otras tantas vírgenes: de la Concepción, del Rosario, de las Angustias y del Roble. Las dos últimas se correspondencon otras existentes casi 150 años antes, mientras que la del Rosario vuelve a ser mencionada en 1741. Sin embargo en las Respuestas citadas de 1782 sólo se nombra la de la virgen del Roble, habiendo desaparecido en este período todas las demás.
Mientras tanto, y a lo largo de los siglos, otra devoción por la divinidad en Cenicientos era olvidada, en cierto modo por influencia de la religión cristiana que siempre ha tenido el fin de buscar la unidad en este sentido y dejar atrás las primeras culturas politeístas: Piedra Escrita, un templo a la Diosa Diana.
En la próxima entrega: Siglos XIX y XX.


2. Valoración general de los Estudios a “Piedra Escrita”


La tipología de enterramientos excavados en la roca, tradicionalmente se han datado entre los siglos VIII y X, pero los últimos estudios permiten ampliar su cronología hasta el XII en la zona castellana e incluso hasta época Bajo Medieval en la zona de Cataluña.
En la zona central de la península (Ávila, norte de Extremadura y Guadalajara...) presentan como denominador común la ubicación en zonas serranas y su relación con zonas de culto, como es el caso de  Piedra Escrita. Este patrón de enterramientos se encuentra relacionado con asentamientos pequeños de economía basada en la ganadería que realizan las sepulturas en torno a un lugar de carácter sagrado.
La extensa área en la que se han identificado las tumbas excavadas en la roca se encuentra al sureste del término municipal de Cenicientos, siendo sus límites aproximados: al sur del Cordel del Puente San Juan (límite con Paredes de Escalona y Almorox), al este la carretera M-544, al oeste los Riscos de la Berza y la zona de Pedazo de Batalla, cerrándose al norte con el monolito. Esta área ocupa un total de 488.102,2850 metros cuadrados, o lo que es lo mismo, casi 49 hectáreas, en la que se han identificado un total de 36 tumbas.
Principalmente, las estructuras se concentran en la vega, en torno a las dos orillas del arroyo de los Molinillos o de Piedra Escrita, también conocido como de Cantarranas, ocupando tanto zonas más bajas como la zona media de las laderas.
Se organizan en núcleos dispersos y en algunas ocasiones pequeñas agrupaciones, pero en níngun caso formando un enclave cementerial concreto y delimitado.
En lo referente a las orientaciones, no se encuentra un patrón común. Se han analizado, en este caso, sólo las estructuras consideradas en posición primaria, resultando un total de 15 tumbas de la zona de Los Calamochos y 10 de la de Canto Redondo. De mayor a menor número (con sus dos orientaciones: pies y cabeza)
  • 7 orientadas al O/E
  • 6 orientadas NO/SE
  • 6 orientadas NE/SO
  • 3 orientadas SO/NE
  • 1 orientada N/S
  • 1 orientada S/N
  • 1 orientada SE/NO
El análisis cronológico de esta tipología de enterramientos presenta muchas difilcultades, debido entre otras cuestiones por la total ausencia de ajuares y/o otros utensilios asociados y la carencia de restos humanos en su interior (la gran mayoría se encuentran totalmente vacías).

El casi único dato es su tipología, en relación a ella se han realizado diferentes estudios. A. Castillo (1970) estableció una evolución con dos fases: una primera aproximadamente en el s. VII en la que predominan las tumbas de bañera a la que le seguiría tras una transición y posteriormente otra caracterizada por las tumbas antropomorfas, vigentes durante la repoblación mozárabe en torno a s. IX-X. La secuencia se basa en el paso de formas más groseras a otras más elaboradas.

Por otra parte J. López Quiroga y M. Rodriguez Lovelle (1992), consideran que los inicios de las necrópolis con tumbas excavadas en la roca se da a finales del siglo VII, (incluyendo las tipologías de bañera y antropomorfas), y de forma más generalizada entre s. VIII-X,  M. Barroca, acepta que las tumbas antropomorfas serían posteriores y surgirían en el siglo IX, pero descarta el origen mozárabe y repoblador de estas tumbas.

Lo que parece evidente, al menos en el sector occidental de la Cordillera Central, es la convivencia de ambas tipologías, encontrándose tumbas antropomorfas y de bañera, que conviven con tumbas de lajas e incluso fosas, datándose los conjuntos entre el S. VI y S. VIII.

La cronología más generalizada (I. Martín Viso), es que el apogeo de esta forma de enterramientos se da entre los siglos VIII y X, ampliando en la zona castellana del VII al XII. En el caso de Piedra Escrita, una vez analizado el patrón de ocupación y el proceso de cristianización, se marca el s. XII como momento en el que se empieza a utilizar el espacio para el enterramiento, sin poder definir el momento en el que el área deja de funcionar como zona cementerial.

Se conoce una noticia derivada de los archivos parroquiales, que hacía alusión a la zona de Piedra Escrita, poblada desde el s. XVI hasta 1720, con parroquia y patrona "Virgen". Esto hace pensar en una población continuada a lo largo de toda la plena y baja Edad Media, organizada en torno a un centro religioso vertebrador (al que se alude reiteradamente en la bibliografía a lo largo de estos siglos), que se cimienta en un lugar con tradición mágico-religiosa desde al menos época romana.

En la próxima entrega, situación concreta de las 36 tumbas y los restos arqueológicos en Piedra Escrita desde s. XIII.




3. Nuevos hallazgos: La Diosa Diana en Piedra Escrita. La importancia del oso en la cultura romana politeísta. Piedra Escrita y el mundo.


Os invito a mirar las cosas con los ojos de los antiguos. Volvamos a una época donde se conservaba la capacidad de entender símbolos e iconos ancestrales, y sus gentes eran capaces de entender una señal en el camino aunque no supieran leer y escribir. Con la llegada del racionalismo esa capacidad se perdió y con ello buena parte del legado de nuestros ancestros.
Empezaremos estudiando a priori las escrituras y relieves del monolito de Piedra Escrita:






(En palabras de la profesora Alicia Canto)
En su parte central de la cara norte se labró una hornacina vertical con tres espacios bien delimitados: Una cabecera semicircular en forma de concha lisa (más superficial) y dos espacios rectangulares apaisados, que miden en conjunto 1.77 x 1.27 m.

En el central se desarrolla la escena principal: A ambos lados de un ara (quizá trípode), definida por bajorrelieve, se disponen tres figuras. La de la izquierda del ara, vestida con ropas femeninas, tiene mayor volumen y prestancia que las otras dos, hacia las que ella mira. Parece llevar cubierta la cabeza por un velo y sujeta en su mano izquierda un urceus, como derramando líquido sobre una pátera, que sostiene la figura que vemos a su derecha. Aún es posible distinguir otro objeto, rígido, que sostiene horizontalmente en su mano derecha, por delante del manto, de forma aproximadamente ovalada y compuesto de muchas borlas o cuentas.

Las otras figuras están en el lado derecho del ara. De estas dos, la de nuestra diestra es sin duda un varón togado, que, más que pasar su brazo derecho por el hombro de la figura central, está simplemente junto a ella, mientras con el izquierdo parece asirla por un brazo. En torno a su antebrazo y mano pende un objeto de extraña forma y borde inferior dentado, que quizá sea un sistro. La figura central, de ropaje mujeril, que semeja llevar también velo, alarga a su vez el brazo derecho hacia el altar, pareciendo sujetar, como dije, la pátera (parte de la cual se oculta tras el jarrito).
 
Tradicionalmente se veía tres figuras femeninas, ninfas para algunos, que durante la Edad Media identificaron con las 3 Marías, Santa Ana (madre de la Virgen), la Virgen y Maria Magdalena , aunque en algunos lugares se relaciona esta expresión con  las espectadoras de la crucifixión de Cristo: Maria Cleofás (hermana de la Virgen), la Virgen y Maria Magdalena.
Un lugar de peregrinaje, cristianización de un antiguo culto pagano: el tipico caso de sincretismo.
De hecho algunos vieron en la inscripción a la izquierda de las figuras la frase A LAS TRES MARIAS, de ahí su datación medieval de la inscripción de la izquierda de los relieves. Creyéndose que  la inscripción romana se había perdido al haberse encontrado en la zona inferior de las 3 figuras que se encuentra dañada y donde se puede vislumbrar los restos de lo que pudieran ser relieves de animales.
Pero la profesora Alicia Canto afirmó haber encontrado el texto original romano bajo el considerado medieval, que fue reescrito para la cristianización  del texto, modificado algunos grafismos con trazos menos profundos, como veremos después.


Sobre la escena principal:
En conjunto, parece un matrimonio que realiza un sacrificio en un altar y ante una diosa, que atiende a su ofrenda y ofrece a su vez una libación. Cabe, también, pensar en una sacerdotisa de la diosa, puesto que liba. Pero su gesto, entre digno y altivo, y su mayor tamaño, llevan a pensar mejor que, aunque más extraño, pueda ser la misma diosa.


Sobre el relieve inferior más deteriorado:
El relieve inferior presenta claras señales de haber sido picado recientemente, al menos antes de 1983 (cuando lo visitó el arqueológo estadounidense Knapp), en casi toda su superficie, que ahora ofrece un aspecto blanquecino. Mirado desde varios puntos, parecen poder distinguirse aún, a la derecha, la figura de una vaca o buey, echada en el suelo, ocupando toda la altura del recuadro y con la cabeza echada ligeramente como hacia atrás. En el lado izquierdo, y con línea de suelo exactamente a la mitad de la altura, se distingue una pequeña ternera o, mejor, una cabra, de frente, con cuernecillos rectos. Puestos en relación lógica con el relieve superior, podrían ser o bien los animales ofrendados en el sacrificio arriba descrito, o bien animales representativos de la divinidad, o ambas cosas. También pudiera haber restos de algunas letras sobre ellos, pero sin ninguna seguridad. De hecho, esta interpretación puede verse alterada seguramente en el futuro con nuevos estudios arqueológicos que indiquen otra hipótesis.
Y de hecho, así ha sido. Existe una teoría mucho más fundamentada en cuanto al relieve inferior. No se equivocaba Alicia Canto al distinguir animales en el relieve inferior pero no es una vaca o cualquier otro animal de ganadería, sino un oso. El oso sagrado de la diosa Diana. Más adelante se comenta como se llegó a pensar que esa divinidad de la escena principal era Diana y no otra diosa, pero con este descubrimiento de la escena inferior se ratifica que el oso sagrado acompaña a la hermana de Apolo: Diana, también conocida como Artemis o Artemisa.
Esto es lo que decía Alicia Canto sobre "El oso":
La cara posterior de esta gran roca granítica, en general mucho más tosca si se compara con la principal, presenta una serie indudable de oquedades y retoques, a los que se puede calificar de completamente intencionados. Las oquedades, de forma circular, se han venido interpretando como "orificios correspondientes a vigas de una techumbre a dos vertientes" y como "una escalera que permitía la subida con el fin de hacer sacrificios". Al no tener sentido la primera propuesta, y no tratarse, para la segunda, de un monumento que haga creíble tal función, ni existir en su cima espacio suficiente o cómodo para tal actividad, he tratado de encontrar otra explicación para ellos.

Puede verse que las oquedades no son tan profundas como para permitir apoyar con seguridad el pie (ni mucho menos vigas), y también que en realidad los huecos no se disponen en forma "escalonada", sino en una corona que tiende al óvalo, enmarcando precisamente un abombamiento natural de la propia piedra. Éste a su vez presenta un trabajo intencionado de cincelado, como para destacar aún más lo que podría interpretarse como la almohadilla central de la pata delantera de un plantígrado. Desde esta óptica, el conjunto se entiende con bastante claridad, en "positivo" y en "negativo", como la huella de un oso.
(Imagen 2)
Como es bien sabido, el oso fue en la antigüedad el animal, cazador y cazable, por excelencia. Y, por ello, aprovechar ingeniosamente una forma natural de la misma roca donde se efectuaba una dedicación a la diosa Diana para incluir a otro más de los animales que le estaban consagrados no es una teoría sino prácticamente un hecho.
Como es sabido, y se comento en la primera entrega de "El misterio de Piedra Escrita" ese altar de sacrificios a la Diosa existe, que habíamos llamado Nemetón Prerromano, pero más retirado de la piedra, por lo que la arqueóloga no se aventuró en concluir esta hipótesis. Sin embargo, fue el estudio de noviembre de 2009 quien descubrió aquel Nemetón que nos ha llevado a concluir bastantes cosas.
Recordemos que este nemetón también posee la "planta del oso" en su vertiente norte, así como otras piedras caballeras cerca del vertedero (por cierto, finca municipal puesta ahora a la venta; conteniendo patrimonio histórico en ella) de las que se hablará proximamente.
El oso está presente por toda la zona. Y es que Alicia Canto ya lo insinúa:
Citaré como oportuno paralelo el famoso conjunto de bronce, procedente de Muri, cerca de Berna (Suiza), que se conserva en el Museo Histórico de esta última ciudad helvética (imagen 1). En este interesante exvoto, hecho por una mujer de clase acomodada, se representa a la diosa Artio, el trasunto céltico de Diana en su vertiente de diosa de la caza, pero no con su más usual atavío cinegético sino, como en Cenicientos, con túnica y manto, además de cornucopia, sentada frente a un enorme oso, con el que parece dialogar. Artio en lengua céltica significa precisamente "oso", y su nombre quedó reflejado en zonas que le estaban consagradas, como las “Ardennes” (de Arduinna) en Francia o, en el SO peninsular, la cuenca del río “Ardila”, que vertebra la Beturia de los Célticos, hidrónimo que en otro contexto he vinculado (1997) al de esta diosa y radical, el mismo de la griega Artemis.
Imagen 1 - Parte inferior de la escena de la Piedra


Imagen 2 - Parte trasera de la Piedra

Efectivamente, la Imagen 1, la Diosa Diana y su oso, es lo que presenta el relieve inferior de la imagen de la Piedra, algo que ningún estudio a concluído, pero que con las investigaciones, puestas en común y mediciones en la Piedra, DiarioCorucho ha concluído. El deteriorado relieve cuadra con forma y tamaño a la imagen que formaría el Bronce que se halla en Suiza, algo que se corrobora con la aparición del oso en toda la zona, el principal animal representativo de la diosa Diana.

Hay que añadir en palabras de Alicia Canto:

Afortunado paralelo para el caso de Cenicientos, puesto que, en efecto, no sólo el oso, y exactamente su garra, podía perfectamente utilizarse para señalización en una piedra natural, sino que además estaría especialmente indicada aquí para marcar un lucus Dianae, un bosque consagrado a Diana, patrona y protectora de los bosques, uno de cuyos animales simbólicos, como más arriba decía, y veíamos en el exvoto de Berna, es el oso (tanto “Berna” como “Berlín” proceden del mismo radical: “oso”). En fin, gracias a este texto procedente de la ciencia topográfica antigua creo que se refuerza también la propia lectura e interpretación del epígrafe como una dedicatoria a Diana y, por tanto, los bosques sagrados que comienzan a partir de la mole de “Piedra Escrita” llegarían al menos hasta las Sierras de la Higuera y de San Vicente, al Oeste, y algunos otros indicios sugieren que en efecto lo eran.
Aclarada esta nueva investigación, continuamos con la inscripticón:
La inscripción:
Por último en lo que respecta a esta cara principal, tenemos la inscripción, aparentemente medieval, pero que presenta restos claros bajo ella de una anterior, romana, y que debe podernos resolver el monumento y sus relieves. Se ejecutó, como es corriente en época romana en inscripciones rupestres junto a relieves, a uno de sus lados (preferentemente, como aquí, el izquierdo) y sin enmarcarlo en un campo epigráfico.
Mide 68 x 21 cm.; las letras de la primera línea 12 cm., las de la segunda 6 (contando con las irregularidades propias del soporte y material).
Así pues, puede proponerse que todo el letrero, ejecutado originalmente en época romana, fue retocado en época medieval o moderna, con trazos sensiblemente menos profundos, para que, en consonancia con la aparente representación de tres mujeres vestidas de largo, se leyera "A las tres / Marías" (del Nuevo Testamento), que es lo que vio el autor norteamericano. En la Imagen 3 he tratado de explicar las dos fases del proceso.

Creo, pues, que la inscripción es también original y de época romana y, con las reservas del caso, la leo así:
A l s   Sisc Q
Dìanae

A(nimo) l(ibens) s(olvit votum?) • Sisc(inius?) Q(...?)
Dîanae (con la I inscrita dentro de la D)

Su traducción: “Sisc(inio?) Q(...?) (consagró este monumento) a Diana, cumpliendo con agrado su promesa.”

Las letras iniciales A L S (con la S claramente retocada para representar una A –la de "las"- pero con grabación más superficial) me parecen la clave para no poder dudar de que el epígrafe es votivo. Pero las letras siguientes pueden interpretarse también de otras formas, por su difícil lectura debido a los forzamientos para escribir encima "tres". Por ejemplo, al final de la última línea hay un elegante trazo curvo, que debería corresponder a una Q, pero es difícil, tras convertirla el reformador en una S, distinguir bien el cierre de la circunferencia. Paralelo al gentilicio, Siscinius, lo hay aunque escaso: Siscinius/a en la provincia de Cádiz (Solin-Salomies 1988, 172), Siscius en África (ibid.). Si la última Q es de un cognomen (apellido), las posibilidades son muchas, pero las más comunes serían Quietus, Quadratus, Quintus y sus derivados.
Es inexcusable mencionar lo extraordinariamente raro de que una inscripción votiva lleve la fórmula animo libens solvit al comienzo y no al final, si bien nada se opone a ello desde el punto de vista de la prosa latina, y sería muy difícil explicar de otra manera las claras letras de su inicio. No obstante, pueden aportarse al menos varios ejemplos similares del santuario galo-romano de Châteauneuf.
Sea como fuere, afirmo que aquí se hallan la fórmula de cumplimiento de un voto, el nombre del dedicante y el de la diosa.


Imagen 3


En el próximo capítulo seguiremos con estas indagaciones.

Piedra Escrita y Grecia, en época Romana.

Algo que tampoco ha sido publicado en estudios anteriores arqueológicos, y que hoy comentamos en DiarioCorucho es lo siguiente:

Si trazaramos una linea recta desde la Piedra Escrita hasta el mismo Roma, esa linea saldria de la Peninsula Iberica por las costas de la actual Tarragona, antigua Tarraco romana, del que recibe la antigua provincia su nombre. Habiendo una distancia entre Roma (tomando las coordenadas del COLISEVM) y la Piedra de 1.432 Km., siendo ésta casi equidistante del Templo de Artemis (o Diana) en Efeso (una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo), faltaldole algo menos 100 Km. para equipararse con la distancia anterior. Ciertamente podriamos hablar de la PUERTA DEL OCCIDENTE ROMANO, si Éfeso es la del oriente. Un lugar en occidente donde diversas mitologías situaban el paraiso terrestre, en las llamada isla de occidente o Jardín de las Hespérides. La tierra de Hespero, del Ocaso, del fin del mundo. En esta región se presentan personajes en grupos de tres y femeninos. Tríadas descendientes de la Triple Diosa Diana que reinaba en los santuarios de occidente en los tiempos del matriarcado.



Nos asalta la siguiente pregunta, ¿podría ser la imagen central de la Piedra, la de tres figuras, la personificación triple de la Diosa Diana?

Diana es representada de forma triforme en muchas ocasiones; en Grecia se la solía representar como doncella, madre protectora, y anciana donde moría y volvía a nacer en el ciclo de la vida. En la religión romana sus dioses se podían  a su vez dividir (os sonara eso de un solo dios y tres personas distintas) y la Diana triforme esta ligada a un culto lunar, siendo representada como luna llena, luna creciente o decreciente y luna nueva.
Sobre esta teoría personal la profesora Canto no esta deacuerdo: "la Diana triforme nunca puede tener un cuerpo separado de los demás", sino como en esta imagen:




Durante la Edad Media, Diana fue relacionada con la brujas como asi lo acredita el Canon Episcopi: "Hay que añadir, además, que ciertas mujeres criminales, convertidas a Satán, seducidas por las ilusiones y los fantasmas del demonio, creen y profesan que durante las noches, con Diana, diosa de los paganos (o con Herodiade) e innumerable multitud de mujeres, cabalgan sobre ciertas bestias y atraviesan los espacios en la calma nocturna, obedeciendo a sus ódenes como a las de una dueña absoluta.
Y de hecho, los castigos estaban a la orden del día:
"Cultores idolorum, veneratores lapidum, accensores facularum, excolentes sacra fontium vel arborum, auguratores quoque seu praecantatores" Concilio XVI de Toledo (681 d.C)
La condenación de los adoradores de ídolos, veneradores de piedras, fuentes ó árboles, de los que encendiesen antorchas, y de los augures y encatadores con pena de de cincuenta azotes (¡quincuagenis verberibus!).
Fin del Segundo Capítulo.
Continuará la semana que viene con más descubrimientos y esclarecimientos sobre este lugar hasta ahora tan misterioso "Piedra Escrita".

2 comentarios:

  1. Existen varias piras de origen visigodo muy cerca del pueblo,en la pista forestal o carretera de la Peña,a unos 400 mts del comienzo de dicha pista,a la izquierda en dirección al pico.

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  2. Muchas gracias por la información Silvia. Se lo comunicaremos a la sección de historia para que lo investigue.
    Probablemente mañana ya se publique la quinta entrega de este trabajo, titulada: La ermita de San Julián

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