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viernes, 31 de diciembre de 2010

El Misterio de Piedra Escrita (2ª Parte)

El Misterio de Piedra Escrita: 2ª Parte
"La Diosa Diana y su oso"

¿Qué relación guardan Grecia y Piedra Escrita? ¿Que sucedió con la inscripción en el monolito de Piedra Escrita? ¿Qué esconde el deterioro natural de la piedra en el tallado inferior de la roca? ¿Que sentido tiene la ubicación del monolito de Piedra Escrita? ¿Quién mandó su construcción? O mejor dicho, ¿Con qué fin se construyó?

Hoy en DiarioCorucho damos respuestas a la curiosidad sobre esta reliquia histórica que nunca antes han sido mencionadas. Basándonos en las indagaciones de los arqueológos como la profesora Alicia Canto, o el equipo de arqueólogos que hicieron el último estudio en noviembre de 2009, la propia historia etimológica y mitológica de las culturas romanas politeistas y anteriores, así como en su puesta en común, se ha llegado a resolver parte del misterio que ha filtrado durante años, décadas y siglos este monolito y su entorno.

EL MISTERIO DE PIEDRA ESCRITA - 2ª PARTE
  • Contexto histórico de Cenicientos (Siglos XVI, XVII y XVIII)
  • Valoración general de los resultados del estudio sobre Piedra Escrita (noviembre 2009)
  • Nuevos hallazgos: La Diosa Diana en Piedra Escrita. La importancia del oso en la cultura romana politeísta. Piedra Escrita y el mundo.

1. Contexto Histórico (XVI, XVII, y XVIII)
Pocos datos se conocen de Cenicientos en los siglos venideros pues ni siquiera aparece recogido en las Relaciones de Felipe II. Únicamente se puede recurrir a los registros parroquiales que dan cuenta de la terminación de la iglesia de San Esteban Protomártir en 1564 (destruídos estos archivos parroquiales, según el anterior párroco D. Victoriano, durante la Guerra Civil Española, pero existiendo referencias bibliográficas relativas a informaciones provenientes de dichos archivos).
En la segunda mitad del siglo XVI, según las referencias dadas por el arzobispo de Toledo en 1571, Cenicientos contaba con 500 vecinos pecheros, que subieron a 516, un hidalgo y siete clérigos en 1591. Este crecimiento se ve interrumpido en 1598 a causa de una epidemia de peste.
Se pasaron de 197 vecinos registrados en el Censo y en el Reparto de donativos de 1637, cifra que va disminuyendo en el s. XVI a causa de la fuerte crisis económica que asolaba el panorama nacional. En el recuento de 1646 sólo aparecen 119 vecinos, incluídas 31 viudas y 15 menores, que se reducen a 89 en el de soldados efectuado en 1693 (aunque esta última cifra no es muy fiable puesto que era habitual reducir el número de vecinos para minimizar los mozos a alistar).
El 6 de septiembre de 1633 Cenicientos obtiene el título de villazgo, siendo rey Felipe IV.
Hasta entrado el siglo XVIII no se observa el resurgimiento del pueblo, el pueblo figura en el Catastro de Ensenada de 1752 como villa de señorío, poblada por 150 vecinos que habitaban 167 casas.
La economía de esta población se basaba en la agricultura de cereal y fundamentalmente en la ganadería, llegando a tener una cabaña de más de 3500 cabezas de ganado ovicáprido, bovino, caballos y cerdos. Como complemento se criaban gusanos de seda, y se explotaban un par de centenas de colmenas. La industria consistía en dos molinos de cereales (cuyas ruinas se conservan hoy día) que atendían dos molineros y que suministraban la harina a cinco panaderías, y un tejar.
El culto se desarrollaba en la iglesia y en diversas capillas de los alrededores, constando en 1737, por diversas mandas testamentarias consignadas en los libros parroquiales, la existencia de por lo menos cuatro ermitas dedicadas a otras tantas vírgenes: de la Concepción, del Rosario, de las Angustias y del Roble. Las dos últimas se correspondencon otras existentes casi 150 años antes, mientras que la del Rosario vuelve a ser mencionada en 1741. Sin embargo en las Respuestas citadas de 1782 sólo se nombra la de la virgen del Roble, habiendo desaparecido en este período todas las demás.
Mientras tanto, y a lo largo de los siglos, otra devoción por la divinidad en Cenicientos era olvidada, en cierto modo por influencia de la religión cristiana que siempre ha tenido el fin de buscar la unidad en este sentido y dejar atrás las primeras culturas politeístas: Piedra Escrita, un templo a la Diosa Diana.
En la próxima entrega: Siglos XIX y XX.


2. Valoración general de los Estudios a “Piedra Escrita”


La tipología de enterramientos excavados en la roca, tradicionalmente se han datado entre los siglos VIII y X, pero los últimos estudios permiten ampliar su cronología hasta el XII en la zona castellana e incluso hasta época Bajo Medieval en la zona de Cataluña.
En la zona central de la península (Ávila, norte de Extremadura y Guadalajara...) presentan como denominador común la ubicación en zonas serranas y su relación con zonas de culto, como es el caso de  Piedra Escrita. Este patrón de enterramientos se encuentra relacionado con asentamientos pequeños de economía basada en la ganadería que realizan las sepulturas en torno a un lugar de carácter sagrado.
La extensa área en la que se han identificado las tumbas excavadas en la roca se encuentra al sureste del término municipal de Cenicientos, siendo sus límites aproximados: al sur del Cordel del Puente San Juan (límite con Paredes de Escalona y Almorox), al este la carretera M-544, al oeste los Riscos de la Berza y la zona de Pedazo de Batalla, cerrándose al norte con el monolito. Esta área ocupa un total de 488.102,2850 metros cuadrados, o lo que es lo mismo, casi 49 hectáreas, en la que se han identificado un total de 36 tumbas.
Principalmente, las estructuras se concentran en la vega, en torno a las dos orillas del arroyo de los Molinillos o de Piedra Escrita, también conocido como de Cantarranas, ocupando tanto zonas más bajas como la zona media de las laderas.
Se organizan en núcleos dispersos y en algunas ocasiones pequeñas agrupaciones, pero en níngun caso formando un enclave cementerial concreto y delimitado.
En lo referente a las orientaciones, no se encuentra un patrón común. Se han analizado, en este caso, sólo las estructuras consideradas en posición primaria, resultando un total de 15 tumbas de la zona de Los Calamochos y 10 de la de Canto Redondo. De mayor a menor número (con sus dos orientaciones: pies y cabeza)
  • 7 orientadas al O/E
  • 6 orientadas NO/SE
  • 6 orientadas NE/SO
  • 3 orientadas SO/NE
  • 1 orientada N/S
  • 1 orientada S/N
  • 1 orientada SE/NO
El análisis cronológico de esta tipología de enterramientos presenta muchas difilcultades, debido entre otras cuestiones por la total ausencia de ajuares y/o otros utensilios asociados y la carencia de restos humanos en su interior (la gran mayoría se encuentran totalmente vacías).

El casi único dato es su tipología, en relación a ella se han realizado diferentes estudios. A. Castillo (1970) estableció una evolución con dos fases: una primera aproximadamente en el s. VII en la que predominan las tumbas de bañera a la que le seguiría tras una transición y posteriormente otra caracterizada por las tumbas antropomorfas, vigentes durante la repoblación mozárabe en torno a s. IX-X. La secuencia se basa en el paso de formas más groseras a otras más elaboradas.

Por otra parte J. López Quiroga y M. Rodriguez Lovelle (1992), consideran que los inicios de las necrópolis con tumbas excavadas en la roca se da a finales del siglo VII, (incluyendo las tipologías de bañera y antropomorfas), y de forma más generalizada entre s. VIII-X,  M. Barroca, acepta que las tumbas antropomorfas serían posteriores y surgirían en el siglo IX, pero descarta el origen mozárabe y repoblador de estas tumbas.

Lo que parece evidente, al menos en el sector occidental de la Cordillera Central, es la convivencia de ambas tipologías, encontrándose tumbas antropomorfas y de bañera, que conviven con tumbas de lajas e incluso fosas, datándose los conjuntos entre el S. VI y S. VIII.

La cronología más generalizada (I. Martín Viso), es que el apogeo de esta forma de enterramientos se da entre los siglos VIII y X, ampliando en la zona castellana del VII al XII. En el caso de Piedra Escrita, una vez analizado el patrón de ocupación y el proceso de cristianización, se marca el s. XII como momento en el que se empieza a utilizar el espacio para el enterramiento, sin poder definir el momento en el que el área deja de funcionar como zona cementerial.

Se conoce una noticia derivada de los archivos parroquiales, que hacía alusión a la zona de Piedra Escrita, poblada desde el s. XVI hasta 1720, con parroquia y patrona "Virgen". Esto hace pensar en una población continuada a lo largo de toda la plena y baja Edad Media, organizada en torno a un centro religioso vertebrador (al que se alude reiteradamente en la bibliografía a lo largo de estos siglos), que se cimienta en un lugar con tradición mágico-religiosa desde al menos época romana.

En la próxima entrega, situación concreta de las 36 tumbas y los restos arqueológicos en Piedra Escrita desde s. XIII.




3. Nuevos hallazgos: La Diosa Diana en Piedra Escrita. La importancia del oso en la cultura romana politeísta. Piedra Escrita y el mundo.


Os invito a mirar las cosas con los ojos de los antiguos. Volvamos a una época donde se conservaba la capacidad de entender símbolos e iconos ancestrales, y sus gentes eran capaces de entender una señal en el camino aunque no supieran leer y escribir. Con la llegada del racionalismo esa capacidad se perdió y con ello buena parte del legado de nuestros ancestros.
Empezaremos estudiando a priori las escrituras y relieves del monolito de Piedra Escrita:






(En palabras de la profesora Alicia Canto)
En su parte central de la cara norte se labró una hornacina vertical con tres espacios bien delimitados: Una cabecera semicircular en forma de concha lisa (más superficial) y dos espacios rectangulares apaisados, que miden en conjunto 1.77 x 1.27 m.

En el central se desarrolla la escena principal: A ambos lados de un ara (quizá trípode), definida por bajorrelieve, se disponen tres figuras. La de la izquierda del ara, vestida con ropas femeninas, tiene mayor volumen y prestancia que las otras dos, hacia las que ella mira. Parece llevar cubierta la cabeza por un velo y sujeta en su mano izquierda un urceus, como derramando líquido sobre una pátera, que sostiene la figura que vemos a su derecha. Aún es posible distinguir otro objeto, rígido, que sostiene horizontalmente en su mano derecha, por delante del manto, de forma aproximadamente ovalada y compuesto de muchas borlas o cuentas.

Las otras figuras están en el lado derecho del ara. De estas dos, la de nuestra diestra es sin duda un varón togado, que, más que pasar su brazo derecho por el hombro de la figura central, está simplemente junto a ella, mientras con el izquierdo parece asirla por un brazo. En torno a su antebrazo y mano pende un objeto de extraña forma y borde inferior dentado, que quizá sea un sistro. La figura central, de ropaje mujeril, que semeja llevar también velo, alarga a su vez el brazo derecho hacia el altar, pareciendo sujetar, como dije, la pátera (parte de la cual se oculta tras el jarrito).
 
Tradicionalmente se veía tres figuras femeninas, ninfas para algunos, que durante la Edad Media identificaron con las 3 Marías, Santa Ana (madre de la Virgen), la Virgen y Maria Magdalena , aunque en algunos lugares se relaciona esta expresión con  las espectadoras de la crucifixión de Cristo: Maria Cleofás (hermana de la Virgen), la Virgen y Maria Magdalena.
Un lugar de peregrinaje, cristianización de un antiguo culto pagano: el tipico caso de sincretismo.
De hecho algunos vieron en la inscripción a la izquierda de las figuras la frase A LAS TRES MARIAS, de ahí su datación medieval de la inscripción de la izquierda de los relieves. Creyéndose que  la inscripción romana se había perdido al haberse encontrado en la zona inferior de las 3 figuras que se encuentra dañada y donde se puede vislumbrar los restos de lo que pudieran ser relieves de animales.
Pero la profesora Alicia Canto afirmó haber encontrado el texto original romano bajo el considerado medieval, que fue reescrito para la cristianización  del texto, modificado algunos grafismos con trazos menos profundos, como veremos después.


Sobre la escena principal:
En conjunto, parece un matrimonio que realiza un sacrificio en un altar y ante una diosa, que atiende a su ofrenda y ofrece a su vez una libación. Cabe, también, pensar en una sacerdotisa de la diosa, puesto que liba. Pero su gesto, entre digno y altivo, y su mayor tamaño, llevan a pensar mejor que, aunque más extraño, pueda ser la misma diosa.


Sobre el relieve inferior más deteriorado:
El relieve inferior presenta claras señales de haber sido picado recientemente, al menos antes de 1983 (cuando lo visitó el arqueológo estadounidense Knapp), en casi toda su superficie, que ahora ofrece un aspecto blanquecino. Mirado desde varios puntos, parecen poder distinguirse aún, a la derecha, la figura de una vaca o buey, echada en el suelo, ocupando toda la altura del recuadro y con la cabeza echada ligeramente como hacia atrás. En el lado izquierdo, y con línea de suelo exactamente a la mitad de la altura, se distingue una pequeña ternera o, mejor, una cabra, de frente, con cuernecillos rectos. Puestos en relación lógica con el relieve superior, podrían ser o bien los animales ofrendados en el sacrificio arriba descrito, o bien animales representativos de la divinidad, o ambas cosas. También pudiera haber restos de algunas letras sobre ellos, pero sin ninguna seguridad. De hecho, esta interpretación puede verse alterada seguramente en el futuro con nuevos estudios arqueológicos que indiquen otra hipótesis.
Y de hecho, así ha sido. Existe una teoría mucho más fundamentada en cuanto al relieve inferior. No se equivocaba Alicia Canto al distinguir animales en el relieve inferior pero no es una vaca o cualquier otro animal de ganadería, sino un oso. El oso sagrado de la diosa Diana. Más adelante se comenta como se llegó a pensar que esa divinidad de la escena principal era Diana y no otra diosa, pero con este descubrimiento de la escena inferior se ratifica que el oso sagrado acompaña a la hermana de Apolo: Diana, también conocida como Artemis o Artemisa.
Esto es lo que decía Alicia Canto sobre "El oso":
La cara posterior de esta gran roca granítica, en general mucho más tosca si se compara con la principal, presenta una serie indudable de oquedades y retoques, a los que se puede calificar de completamente intencionados. Las oquedades, de forma circular, se han venido interpretando como "orificios correspondientes a vigas de una techumbre a dos vertientes" y como "una escalera que permitía la subida con el fin de hacer sacrificios". Al no tener sentido la primera propuesta, y no tratarse, para la segunda, de un monumento que haga creíble tal función, ni existir en su cima espacio suficiente o cómodo para tal actividad, he tratado de encontrar otra explicación para ellos.

Puede verse que las oquedades no son tan profundas como para permitir apoyar con seguridad el pie (ni mucho menos vigas), y también que en realidad los huecos no se disponen en forma "escalonada", sino en una corona que tiende al óvalo, enmarcando precisamente un abombamiento natural de la propia piedra. Éste a su vez presenta un trabajo intencionado de cincelado, como para destacar aún más lo que podría interpretarse como la almohadilla central de la pata delantera de un plantígrado. Desde esta óptica, el conjunto se entiende con bastante claridad, en "positivo" y en "negativo", como la huella de un oso.
(Imagen 2)
Como es bien sabido, el oso fue en la antigüedad el animal, cazador y cazable, por excelencia. Y, por ello, aprovechar ingeniosamente una forma natural de la misma roca donde se efectuaba una dedicación a la diosa Diana para incluir a otro más de los animales que le estaban consagrados no es una teoría sino prácticamente un hecho.
Como es sabido, y se comento en la primera entrega de "El misterio de Piedra Escrita" ese altar de sacrificios a la Diosa existe, que habíamos llamado Nemetón Prerromano, pero más retirado de la piedra, por lo que la arqueóloga no se aventuró en concluir esta hipótesis. Sin embargo, fue el estudio de noviembre de 2009 quien descubrió aquel Nemetón que nos ha llevado a concluir bastantes cosas.
Recordemos que este nemetón también posee la "planta del oso" en su vertiente norte, así como otras piedras caballeras cerca del vertedero (por cierto, finca municipal puesta ahora a la venta; conteniendo patrimonio histórico en ella) de las que se hablará proximamente.
El oso está presente por toda la zona. Y es que Alicia Canto ya lo insinúa:
Citaré como oportuno paralelo el famoso conjunto de bronce, procedente de Muri, cerca de Berna (Suiza), que se conserva en el Museo Histórico de esta última ciudad helvética (imagen 1). En este interesante exvoto, hecho por una mujer de clase acomodada, se representa a la diosa Artio, el trasunto céltico de Diana en su vertiente de diosa de la caza, pero no con su más usual atavío cinegético sino, como en Cenicientos, con túnica y manto, además de cornucopia, sentada frente a un enorme oso, con el que parece dialogar. Artio en lengua céltica significa precisamente "oso", y su nombre quedó reflejado en zonas que le estaban consagradas, como las “Ardennes” (de Arduinna) en Francia o, en el SO peninsular, la cuenca del río “Ardila”, que vertebra la Beturia de los Célticos, hidrónimo que en otro contexto he vinculado (1997) al de esta diosa y radical, el mismo de la griega Artemis.
Imagen 1 - Parte inferior de la escena de la Piedra


Imagen 2 - Parte trasera de la Piedra

Efectivamente, la Imagen 1, la Diosa Diana y su oso, es lo que presenta el relieve inferior de la imagen de la Piedra, algo que ningún estudio a concluído, pero que con las investigaciones, puestas en común y mediciones en la Piedra, DiarioCorucho ha concluído. El deteriorado relieve cuadra con forma y tamaño a la imagen que formaría el Bronce que se halla en Suiza, algo que se corrobora con la aparición del oso en toda la zona, el principal animal representativo de la diosa Diana.

Hay que añadir en palabras de Alicia Canto:

Afortunado paralelo para el caso de Cenicientos, puesto que, en efecto, no sólo el oso, y exactamente su garra, podía perfectamente utilizarse para señalización en una piedra natural, sino que además estaría especialmente indicada aquí para marcar un lucus Dianae, un bosque consagrado a Diana, patrona y protectora de los bosques, uno de cuyos animales simbólicos, como más arriba decía, y veíamos en el exvoto de Berna, es el oso (tanto “Berna” como “Berlín” proceden del mismo radical: “oso”). En fin, gracias a este texto procedente de la ciencia topográfica antigua creo que se refuerza también la propia lectura e interpretación del epígrafe como una dedicatoria a Diana y, por tanto, los bosques sagrados que comienzan a partir de la mole de “Piedra Escrita” llegarían al menos hasta las Sierras de la Higuera y de San Vicente, al Oeste, y algunos otros indicios sugieren que en efecto lo eran.
Aclarada esta nueva investigación, continuamos con la inscripticón:
La inscripción:
Por último en lo que respecta a esta cara principal, tenemos la inscripción, aparentemente medieval, pero que presenta restos claros bajo ella de una anterior, romana, y que debe podernos resolver el monumento y sus relieves. Se ejecutó, como es corriente en época romana en inscripciones rupestres junto a relieves, a uno de sus lados (preferentemente, como aquí, el izquierdo) y sin enmarcarlo en un campo epigráfico.
Mide 68 x 21 cm.; las letras de la primera línea 12 cm., las de la segunda 6 (contando con las irregularidades propias del soporte y material).
Así pues, puede proponerse que todo el letrero, ejecutado originalmente en época romana, fue retocado en época medieval o moderna, con trazos sensiblemente menos profundos, para que, en consonancia con la aparente representación de tres mujeres vestidas de largo, se leyera "A las tres / Marías" (del Nuevo Testamento), que es lo que vio el autor norteamericano. En la Imagen 3 he tratado de explicar las dos fases del proceso.

Creo, pues, que la inscripción es también original y de época romana y, con las reservas del caso, la leo así:
A l s   Sisc Q
Dìanae

A(nimo) l(ibens) s(olvit votum?) • Sisc(inius?) Q(...?)
Dîanae (con la I inscrita dentro de la D)

Su traducción: “Sisc(inio?) Q(...?) (consagró este monumento) a Diana, cumpliendo con agrado su promesa.”

Las letras iniciales A L S (con la S claramente retocada para representar una A –la de "las"- pero con grabación más superficial) me parecen la clave para no poder dudar de que el epígrafe es votivo. Pero las letras siguientes pueden interpretarse también de otras formas, por su difícil lectura debido a los forzamientos para escribir encima "tres". Por ejemplo, al final de la última línea hay un elegante trazo curvo, que debería corresponder a una Q, pero es difícil, tras convertirla el reformador en una S, distinguir bien el cierre de la circunferencia. Paralelo al gentilicio, Siscinius, lo hay aunque escaso: Siscinius/a en la provincia de Cádiz (Solin-Salomies 1988, 172), Siscius en África (ibid.). Si la última Q es de un cognomen (apellido), las posibilidades son muchas, pero las más comunes serían Quietus, Quadratus, Quintus y sus derivados.
Es inexcusable mencionar lo extraordinariamente raro de que una inscripción votiva lleve la fórmula animo libens solvit al comienzo y no al final, si bien nada se opone a ello desde el punto de vista de la prosa latina, y sería muy difícil explicar de otra manera las claras letras de su inicio. No obstante, pueden aportarse al menos varios ejemplos similares del santuario galo-romano de Châteauneuf.
Sea como fuere, afirmo que aquí se hallan la fórmula de cumplimiento de un voto, el nombre del dedicante y el de la diosa.


Imagen 3


En el próximo capítulo seguiremos con estas indagaciones.

Piedra Escrita y Grecia, en época Romana.

Algo que tampoco ha sido publicado en estudios anteriores arqueológicos, y que hoy comentamos en DiarioCorucho es lo siguiente:

Si trazaramos una linea recta desde la Piedra Escrita hasta el mismo Roma, esa linea saldria de la Peninsula Iberica por las costas de la actual Tarragona, antigua Tarraco romana, del que recibe la antigua provincia su nombre. Habiendo una distancia entre Roma (tomando las coordenadas del COLISEVM) y la Piedra de 1.432 Km., siendo ésta casi equidistante del Templo de Artemis (o Diana) en Efeso (una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo), faltaldole algo menos 100 Km. para equipararse con la distancia anterior. Ciertamente podriamos hablar de la PUERTA DEL OCCIDENTE ROMANO, si Éfeso es la del oriente. Un lugar en occidente donde diversas mitologías situaban el paraiso terrestre, en las llamada isla de occidente o Jardín de las Hespérides. La tierra de Hespero, del Ocaso, del fin del mundo. En esta región se presentan personajes en grupos de tres y femeninos. Tríadas descendientes de la Triple Diosa Diana que reinaba en los santuarios de occidente en los tiempos del matriarcado.



Nos asalta la siguiente pregunta, ¿podría ser la imagen central de la Piedra, la de tres figuras, la personificación triple de la Diosa Diana?

Diana es representada de forma triforme en muchas ocasiones; en Grecia se la solía representar como doncella, madre protectora, y anciana donde moría y volvía a nacer en el ciclo de la vida. En la religión romana sus dioses se podían  a su vez dividir (os sonara eso de un solo dios y tres personas distintas) y la Diana triforme esta ligada a un culto lunar, siendo representada como luna llena, luna creciente o decreciente y luna nueva.
Sobre esta teoría personal la profesora Canto no esta deacuerdo: "la Diana triforme nunca puede tener un cuerpo separado de los demás", sino como en esta imagen:




Durante la Edad Media, Diana fue relacionada con la brujas como asi lo acredita el Canon Episcopi: "Hay que añadir, además, que ciertas mujeres criminales, convertidas a Satán, seducidas por las ilusiones y los fantasmas del demonio, creen y profesan que durante las noches, con Diana, diosa de los paganos (o con Herodiade) e innumerable multitud de mujeres, cabalgan sobre ciertas bestias y atraviesan los espacios en la calma nocturna, obedeciendo a sus ódenes como a las de una dueña absoluta.
Y de hecho, los castigos estaban a la orden del día:
"Cultores idolorum, veneratores lapidum, accensores facularum, excolentes sacra fontium vel arborum, auguratores quoque seu praecantatores" Concilio XVI de Toledo (681 d.C)
La condenación de los adoradores de ídolos, veneradores de piedras, fuentes ó árboles, de los que encendiesen antorchas, y de los augures y encatadores con pena de de cincuenta azotes (¡quincuagenis verberibus!).
Fin del Segundo Capítulo.
Continuará la semana que viene con más descubrimientos y esclarecimientos sobre este lugar hasta ahora tan misterioso "Piedra Escrita".

El Misterio de Piedra Escrita (1ª Parte)

¿Es el poblado de Piedra Escrita el antecedente de nuestro pueblo, Cenicientos? ¿De donde proviene realmente el nombre de Cenicientos?¿Piedra Escrita es un monumento celtíbero, vetón o romano? ¿Cuantas tumbas existen alrededor del monolito? ¿Hay más vestigios de la época que aún no se habían descubiertos?

A todas estas preguntas da respuesta el último estudio arqueológico realizado a Piedra Escrita por encargo de la Comunidad de Madrid y realizado en Noviembre de 2009.
Hoy en Diario Corucho comenzamos a publicar los descubrimientos de este nuevo estudio que nos llevará a conocer un poco mejor cómo, donde y cuando vivieron los antepasados que vivieron en Piedra Escrita y la relación que guarda y ha guardado con Cenicientos.

Este artículo se dividirá en varias partes, en las que se analizará en cada una de ellas un poco de la historia de Cenicientos y su relación con Piedra Escrita (hoy, hasta el siglo XV), parte del estudio arqueológico al monolito y los nuevos hallazgos en su entorno.

EL MISTERIO DE PIEDRA ESCRITA - 1ª PARTE
  • Contexto histórico de Cenicientos (De la Prehistoria hasta el siglo XV)
  • Valoración general de los resultados del estudio
  • Nuevos hallazgos: El nemetón prerromano

1. Contexto Histórico (Prehistoria – Siglo XV)

El término de Cenicientos se localiza en el extremo suroccidental de la provincia de Madrid (perteneciente al partido judicial de Navalcarnero), en los límites con las provincias de Ávila y Toledo, formando parte de la comarca de la Cuenca del Alberche. Linda al norte (de oeste a este) con los términos madrileños de Las Rozas de Puerto Real y Cadalso de los Vidrios, al este y sureste con el toledano de Almorox, al sur con Paredes de Escalona, Aldea en Cabo, Nombela y Pelahustán y al oeste con los abulenses Higueras de las Dueñas y Sotillo de la Adrada.

Por el término pasan dos vías pecuarias: la Colada del Camino Real de Escalona, que procede del norte de Rozas de Puerto Real, para cruzar en dirección sureste hacia Paredes de Escalona. Y el Cordel de San Juan, que recorre el borde suroriental del término, en el límite con Aldea en Cabo, Paredes de Escalona y Almorox.

El nombre de “Cenicientos”

Sobre el origen del nombre de Cenicientos existe una tradición popular recogida por diversas fuentes, que habla de que en origen el pueblo se llamaría San Esteban de la Encina, cambiando a la actual denominación a raíz de la respuesta dada por el concejo a la solicitud de “cien lanzas” efectuada por un monarca castellano, a la que el corregidor de la villa contestó “cien y cientos”.

Hoy en día es más aceptable la etimología propuesta por Jiménez de Gregorio, que deriva el término de Cenicientos del tono ceniza de los roquedales de granito.

Al respecto, se encuentra ya denominado como Cenicientos o Cenizientos en 1340-50 (Libro de Monterías de Alfonso XI) y aparece como Cenicientos hasta al menos 1535, encontrándose como Cien y Cientos en un acta de visita eclesiástica de 1706. Evolución que desecha la primera hipótesis.

De los orígenes a la Edad Media
           
Las evidencias encontradas de restos prehistóricos en la cuenca del Alberche son escasas, se conoce la existencia de refugios rocosos utilizados en época neolítica, como es el caso de la cueva de San Esteban en Pelayos de la Presa. Por otro lado, la abundancia de restos pertenecientes a poblaciones de origen celta son más abundantes, tales como enterramientos o verracos, cuyo origen se encontraría en las poblaciones vettonas que ocupan las tierras de Ávila en la II Edad de Hierro.

Es difícil datar el origen concreto de esta población en época prehistórica, sin embargo se conocen más datos cercanos en lo relativo a la presencia romana. Hay restos en Cadalso (paso obligado hacia León y Zamora) desde los primeros tiempos de la conquista de la Carpetania a comienzos del siglo II a. de C.

A fechas más tardías del siglo II d.C. correspondería al yacimiento de Piedra Escrita, que por otro lado no sería el único lugar habitado en el mismo término municipal, como queda patente por la presencia de restos de sepulturas, galerías y otros edificios en Navalaviga, El Juncal y la Huerta de las Ánimas, así como el posible despoblado de las Mayuelas entre el arroyo del mismo nombre y el de las Vegas.

La ocupación romana de la cuenca del Alberche también se puede atestiguar por la existencia de los restos de la calzada romana en el camino de Cebreros hacia el puente de Valsordo.

La presencia visigoda, sin embargo, no ha dejado vestigios apreciables en esta zona, algunos autores hablan de cerámica adscrita a esta época, pero se desconoce el esquema de la ocupación del área en estos momentos.

Tras la caída del reino visigodo el territorio debió quedar prácticamente desocupado, pues aunque es conocida la presencia musulmana en la Peña Muñana de Cadalso de los Vidrios, no se conoce toponimia mozárabe en la zona.

Como otros muchos pueblos, no debió ser fundado hasta después de la Reconquista cristiana de la zona por Alfonso VI entre 1081-1085, fecha de la caída de Toledo. Dicho monarca propicio la repoblación de los territorios comprendidos entre los ríos Guadarrama y Alberche, que cobró nuevo impulso tras la conquista de Alcalá en 1118.

En el año 1130 el alfoz de Escalona pasa a formar parte del territorio cristiano reconquistado, cuando la disposición de un fuero por mandato real así lo confirma, siendo ya mencionada en el reparto de rentas eclesiásticas de ocho años más tarde, así como en la bula de 1148 y participando en las Cortes de Carrión de 1181. Sus heredades fueron confirmadas por Alfonso VIII a finales del siglo XII (1185) con la intención de poner fin al afán expansionista de Ávila y Segovia, aún así fueron los abulenses los que repoblaron Cadalso.

A comienzos del siglo XIII Escalona comienza a adquirir importancia, repoblándose sus aldeas a partir de 1211 (entre las que quizá se encontraba ya Cenicientos), estableciendo cartas de hermandad con los concejos de Ávila, Segovia y Plasencia para regular la explotación ganadera en sus tierras.

Es en este contexto, cuando el arzobispo de Toledo autoriza al licenciado Martín Gómez a fundar, en 1188, una iglesia en las inmediaciones de Piedra Escrita, ya mencionada en el Libro de Montería de Alfonso XI.

Cenicientos quedó así integrado dentro de la Tierra y Señorío de Escalona en el Siglo XIII, junto a las aldeas de: Almorox, Casar de Escalona, Villarta, Hazmín, Piedraescrita, Nombela, Cadalso, Tumelosa de Escalona, Torrejón, Arevalillo, Hubanes, Pelahustán Hormigos, Higueras, Crespos Cerralbos, Las Rozas, y El Bravo.
En 1423 fue otorgado por Juan II a D. Álvaro de Luna, revirtiendo de nuevo a la Corona a la muerte de éste, siendo posteriormente entregado por Enrique IV a D. Juan Pacheco, que recibió el título de marqués de Villena en 1472.

 En la próxima entrega: Siglos XVI, XVII y XVIII.

2. Valoración general de los Estudios a “Piedra Escrita”

Piedra Escrita es un paraje con un alto potencial arqueológico. Se trata de un valle, que aunque en la zona más septentrional es algo más estrecho, se abre ampliamente a medida que se avanza hacia el sureste. Se reconoce como paso natural como lo evidencia el propio camino de Piedra Escrita, vía conocía ya en época romana (seguramente vía de carácter secundaria que uniría Ávila y Toledo).

En el estudio realizado en Noviembre de 2009 se han documentado durante los trabajos de prospección los siguientes elementos, ordenados cronológicamente:

·         Prerromano: Nemetón de Sacrifios, Yacimiento de San Sebastián
·         Romano: El monolito “Piedra Escrita”, el Camino de Piedra Escrita y el Puente Romano.
·         Medieval Indeterminado: Enclave viña entre Piedra Escrita y la tumba numerada como 34; y el enclave de la Ermita de Piedra Escrita.
·         Plenomedieval: Necrópolis excavada en roca.
·         Bajomedieval/Moderno: Puente Tornoba y el enclave de la viña con la tumba numerada como 26 (Canto Redondo), Los Cerrillos de Prados la Boca y la Viña al Este de la Ermita de Piedra Escrita.
·         Moderno: Molinos Meléndez y Vidal.
·         Contemporáneo: Recinto ganadero y cinco piedras de moler.
·         Indeterminados: Piedras caballeras de Cerros Merina, alineación de piedras en prados, Cabañas varias, Recinto de los Calanchos y Molino Viejo.
De época prehistórica no se han encontrado ningún tipo de indicio que haga pensar en una posible ocupación de la zona. Los restos más antiguos encontrados pueden datarse en época prerromana.
Ya en estos momentos la zona tendría una importancia fronteriza, característica que sin duda marcará su modelo ocupacional a los largo de los siglos. La zona estaba, pues, marcada por la confluencia de tres culturas: la vetona, la vaccea y la carpetana; la primera de ellas de cultura precelta y las dos últimas celtas, hacia el 200 a. C.

A época vetona pertenece el posible nemetón o santuario rupestre, localizado cerca de la M-544, que se podría relacionar con los santuarios sagrados al aire libre propios de esta cultura. Se conoce otros altares de este tipo en el colindante término municipal de Cadalso de los Vidrios que confirman la presencia de vettones en la zona. En este caso parece tratarse de un altar de sacrificios por las tres hornacinas o cazoletas que presenta. (Al final de este documento se muestra una foto)
Esto, podría explicar la interpretación de la profesora Alicia Canto de la roca situada frente al relieve de la Piedra Escrita como un posible verraco, ya que para muchos autores estas esculturas marcaban límites territoriales. Y puesto que nos encontramos en una zona fronteriza, que los límites de el territorio vetton no están muy definidos y que la posible escultura parece encontrarse en posición secundaria, no es descabellado pensar que en el caso de tratase de un verraco esté en relación con la delimitación oriental de la región vetona, ya que a pocos kilómetros al norte (aunque actualmente en posición secundaria), se encuentran los conocidos Toros de Guisando y al suroeste el castro de Castillo de Bayuela, donde también en posición secundaria existen verracos.

A época prerromana se adscribe en Carta Arqueológica el yacimiento de San Sebastián, pero debido a su mal estado de conservación, es difícil de precisar y/o confirmar esta datación en el desarrollo de este estudio.

Ya en época romana, la zona debió de continuar siendo zona fronteriza marcando los límites entre la Lusitania y la Tarraconense.
En esta época se encuadraría “La Piedra Escrita”, datada en el siglo II d.C. por Alicia Canto. La ocupación de la zona en esta época se desconoce, no se han documentado restos de poblamiento, lo que afianza la hipótesis de que el monolito sea un exvoto particular a la diosa Diana, que además pudiera tener funcionalidad de hito divisorio.

Los únicos restos identificados de época romana, además del monolito, hacen referencia a la red vial y son el Camino de Piedra Escrita y el posible puente romano.

Tras el paso de la ocupación romana, existe un vacío, tanto en lo que a material y restos en superficie se refiere, como en lo referente a noticias bibliográficas. No se puede confirmar la ocupación de la zona en época visigoda.

Durante la ocupación musulmana de la península, algunos autores exponen la desocupación de esta zona, aunque existen restos pertenecientes a este período cronológico en Peña Muñana en el término municipal de Cadalso de los Vidrios. Los resultados de los trabajos de prospección no han evidenciado restos datables en este marco cronológico, aunque no sería extraño pensar que la zona hubiera contado con una ocupación rural continuada a lo largo de los siglos, por su carácter fronterizo como cruce de caminos y por la idoneidad natural para la explotación agropecuaria.

La ocupación, que en época musulmana quizás estuviera formada por mozárabes, se confirma con datos bibliográficos a partir de la plena Edad Media. El profesor Antonio Malalaña recoge del archivo de la Catedral de Toledo un documento de 1188, en el que el arzobispo de Toledo autoriza al licenciado Martín Gómez a construir una iglesia en la zona de Piedra Escrita, mencionada también posteriormente en el Libro de Montería de Alfonso XI, a mediados del S. XIV

Tras la conquista cristiana de Toledo en 1085, comienza la repoblación de los territorios localizados entre el Guadarrama y el Alberche. Durante estos años las tierras ocupadas por el actual Cenicientos no pertenecían a Madrid, sino al alfoz de Escalona que en 1130 se constituye como Villa con fuero propio.
Durante los años que separan la conquista de Toledo y la victoria castellana en las Navas de Tolosa (1212), estas tierras siguen manteniendo su marcado carácter fronterizo, encontrándose en el límite sur del territorio cristiano, y en el caso concreto de Piedra Escrita al lado de uno de los caminos de acceso al centro peninsular: Toledo-Ávila-Valladolid. Esto hace pensar en un interés de la corona en mantener poblada toda el área.

Todo ello permite confirmar la existencia de una población en la zona, que puede constatarse a través de restos arqueológicos en superficie, esta ocupación debió de adquirir mayor importancia a partir del S. XIII. A estos momentos de nuevos pobladores deben de pertenecer el enclave denominado “Viña entre Piedra Escrita y la tumba 34”, el denominado como “Ermita de Piedra Escrita” (que seguramente delimite el espacio ocupado por el templo al que se alude en 1188 y en otras fechas posteriores ya que seguramente fuera modificándose a lo largo de los siglos) y la necrópolis excavada en la roca.

La tipología de enterramientos excavados en la roca, tradicionalmente se han datado entre los siglos VIII y X, peor los últimos estudios permiten ampliar su cronología hasta el XII en la zona castellana e incluso hasta época Bajo Medieval en la zona de Cataluña.

(En la próxima entrega se hará un amplio recuento de las tumbas, su situación geográfica, y su sentido cronológico)

3. Nuevos hallazgos: El Nemetón Prerromano

En el anterior punto 2 ya se ha comentado la existencia de este elemento en el entorno de Piedra Escrita y su función en la cultura vetona. A continuación su ficha técnica:

POSIBLE NEMETÓN VETTÓN

Código Carta Arqueológica: No hay datos. Inédito.
Coordenadas: X: 377696 Y: 4456131; Latitud: 40º 14' 48,14''  Longitud: 4º 26' 16,63''
Localización: Zona Canto Redondo, en una suave loma situada a escasos metros al oeste de la carretera de Almorox.
Atribución cultural: Prerromano (Vettón)
Descripción: Se trata de un conjunto de afloraciones rocosas de granito, que parecen delimitar un espacio circular de unos 12 m. de diámetro. Aparecen dos rocas con rebajes, una orientada NE/SO y otra NE/SE, que cierran el espacio al sur. La primera presenta cinco hendiduras circulares, en línea, en su pared norte con bastantes similitudes a otras registradas en la zona como posibles huellas de osos, aunque no está claro su origen antrópico.
La otra, se trata de una afloración de planta irregular-ovalada, que tiene a media altura de su pared noroeste una pequeña plataforma con tres rebajes a modo de cazoletas u hornacinas de plana circular/ovalada dispuestas en horizontal. Se conocen áreas sagradas vettonas de estas características, con depósitos excavados para sacrificios.
Interpretación: Por su tipología se ha puesto en relación con los lugares sagrados de época prehistórica (vetona). Martínez Artola en “Vettones en el suroeste de Madrid”, enumera hasta seis en la zona de Cenicientos y Cadalso de los Vidrios.
Son habituales en la cultura celta hispana los santuarios al aire libre, también pueden considerar hitos sagrados árboles, bosques, rocas … Estas zonas sagradas son conocidas también con el nombre de nemetón y a ellas se asocian rocas a modo de altares de sacrificio, con cazoletas para recoger la sangre de los animales sacrificados, como la documentada.
Puesto que Cenicientos se halla en territorio vettón y que en los alrededores de la zona se conocen al menos tres altares sagrados, no es extraño pensar que estas afloraciones rocosas con entalladuras tengan relación con algún tipo de ritual. Martínez Artola (ver bibliografía) hace una descripción de un posible nemetón en la página 85: (“… un curioso lugar entre viñas, al borde de la carretera, con una especie de nemetón o área sagrada, formada por varias rocas con cazoletas entre las que destaca una con tres oquedades en forma de asientos o capillas, de significado desconocido, fruto de la erosión o de una tradición cultural que no podemos definir.”), que podría tratarse del identificado en esta prospección.
Estado de conservación: Bueno.

Fin de la Primera Parte.

Próximamente: ¿Qué relación existe entre Piedra Escrita y Grecia? ¿Cuántas tumbas hay en Piedra Escrita? ¿Como cambio la población del paraje de Piedra Escrita?